Os he enviado por correo electrónico una serie de oraciones subordinadas para que practiquéis. No son deberes Alicia, para mí no existen deberes en el curso en el que estáis. Vosotras sabéis si necesitáis practicar más o no. Tened en cuenta que debéis coger mucha soltura y seguridad con las traducciones y eso sólo se consigue con práctica. Yo os envío las frases y vosotras las vais haciendo durante el puente a vuestro ritmo.
Además os adjunto aquí información sobre la Oratoria del siglo IV a. C y, en concreto, sobre nuestro nuevo compañero de clase, LISIAS.
ORATORIA DEL SIGLO IV a. C.
En el siglo IV a. C el sistema democrático ateniense garantizaba a los ciudadanos el derecho a defenderse por sí mismos en los tribunales. No existían abogados, así que las partes tenían que exponer sus propios casos y dirigirse al tribunal en persona; sin embargo, se les permitía consultar a otros con más experiencia en derecho para aconsejarlos o incluso para que escribiesen los discursos. Este tipo de oratoria abarcó los campos jurídico y político. A los que se dedicaban a escribir esos discursos se les llamó logógrafos, entre ellos destaca Antifonte.
Entre los oradores más famosos y que tuvieron mucho éxito están Lisias y Demóstenes.
La estructura del discurso solía contar con las siguientes partes: proemio, narración de los hechos, exposición de pruebas y recapitulación. Además el logógrafo adaptaba el discurso al tipo de su personaje, es lo que se conoce como etopeya.
LISIAS
Vivió entre los años 458 y 380 a. C. Nació en Atenas y pertenecía a una familia rica de origen siracusano. Se dice que estudió retórica en Siracusa. Durante la tiranía de los Treinta (404) sufrió las persecuciones que se hicieron contra los ricos y, desde el exilio, gastó su fortuna en ayudar a la democracia. Durante la restauración democrática volvió a Atenas y se convirtió en logógrafo profesional para ganarse la vida. Escribió unos 200 discursos forenses de los que conservamos 35. Incluyen un epitafio sobre los que murieron en la Guerra de Corinto y un fragmento del discurso epidíctico pronunciado en el festival Olímpico del 388 en el que insta a los griegos a unirse contra el rey de Persia y Dioniso de Siracusa. El primer discurso de su carrera, Contra Eratóstenes, lo compuso en su propia defensa y el acusado era el presunto asesino de su hermano (que murió durante la persecución de los Tiranos). Los temas de sus discursos van desde el asesinato y la traición al adulterio y la malversación.
Otro discurso de Lisias es Defensa de la muerte de Eratóstenes, considerado una obra maestra de la elocuencia ática y el más bello de su autor. El discurso de defensa en un proceso de homicidio es pronunciado por Eufileto, labrador ateniense presentado como un hombre bondadoso, flemático, demasiado confiado en un principio. El tribunal es el del Delfinio que celebraba sus sesiones en un antiguo santuario de Apolo Delfinio a las afueras de la ciudad y en el cual se juzgaba a los que, habiendo cometido homicidio, sostenían que su acto no había constituido ninguna ilegalidad. Eufileto ha dado muerte al seductor de su esposa, Eratóstenes, al que ha sorprendido en fragrante delito de adulterio. Eufileto no ha aceptado la indemnización que se ofrece en estos casos, por lo que los parientes le acusan de asesinato premeditado. El acusado refuta tales inculpaciones presentándose no como un homicida, sino como un marido burlado que ha actuado según las leyes, la de Draco y la de Solón. Parece que al final fue absuelto.
Fue admirado por la simplicidad y naturalidad de su estilo.
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